La esperanza es la ilusión con la que todos contraemos matrimonio, regularmente es la esperanza de cada ser humano que al casarse será feliz, y abriga la esperanza que su pareja lo hará feliz.  Si, es verdad que todos queremos ser felices, pero de pronto esperamos o buscamos la felicidad de forma incorrecta, pues el egoísmo en la humanidad ha hecho que pensemos solo en noso
tros primero, y en segundo en uno mismo y tercero solo en mí.

El pensamiento típico de un joven es, -Necesito encontrar a alguien que me haga feliz. Con este tipo de pensamiento, ya se está empezando mal, pues el matrimonio es mucho más que buscar a alguien que nos haga feliz.

Debemos primeramente examinarnos a nosotros mismo y ver que podemos aportar o ofrecer a una relación, pues primeramente así es como lograremos la felicidad interna.

En lugar de buscar a alguien que nos haga feliz, pensemos si a la persona que he elegido para pasar el resto de mi vida a su lado, yo la puedo hacer feliz, tomando en cuenta que en un momento dado el amor llegará y por ese amor que estará en nuestras vidas, desearemos que nuestra pareja sea feliz, y como le amamos fuertemente, al ver la felicidad en esa persona especial, nosotros también seremos felices.

Con la esperanza en ambos corazones debemos despreocuparnos por el mañana y vivir el presente y unidos en un solo corazón, ser felices, sin que nada ni nadie lo impida, la felicidad no se puede comprar, solo se puede cultivar diariamente con detalles por ambas partes.  Es fácil decir, “no te preocupes por el mañana” pero cuán difícil se hace cuando llegan los problemas y debemos enfrentarlos y solucionarlos. De una cosa si podemos estar seguros, con Dios en nuestras vidas, cualquier problema puede ser más llevadero, pues la invitación de Dios es que en Él depositemos nuestras cargas.

Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo. Salmos 55:22

Y Cristo rectificó también con estas palabras: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28

Cuando los problemas empañan nuestra felicidad es muy común renegar de nuestra pareja incluso de nuestra misma vida. Hay problemas que solos no podemos enfrentar, pero cuando se une el matrimonio en contra de cualquier problema todo puede ser más fácil y más llevadero, y si unidos el matrimonio ponen sus problemas en la bendita esperanza de Dios, allí sí que podremos ser felices y en muchos casos incluso aunque el problema no esté cien por ciento resuelto, pero el solo hecho de saber que Dios está al control, imana una paz y tranquilidad en nuestro ser que inmediatamente contagia a nuestro cónyuge, y así vamos logrando ser felices, día a día.

Si entregamos nuestras vidas a Cristo podremos hacer nuestras las palabras del Salmista que dicen: Cuando en mí la angustia iba en
aumento,
tu consuelo llenaba mi alma de alegría. Salmos 94:19
Recuerda que la esperanza que lleva a la felicidad está en Jehová.  Gálatas 6:7 dice: No os engañéis, Dios no puede ser burlado; porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

¿Quieres ser feliz? Hoy siembra felicidad en tus seres amados, y mañana, según la promesa Bíblica, como cosecha recibirás felicidad.

Dios te bendiga ricamente

Joel Medina

Capellán y Evangelista

Fe y Esperanza

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