Cada día tomamos decisiones y esas decisiones van teniendo consecuencias, algunas más fuertes otras pueden ser no tan fuertes o grandes. Pero las situaciones que existen en nuestras familias, nosotros mismos las hemos formado, los monstrous enemigos de la familia somos nosotros mismos quienes los hemos invitado a ser parte de nuestro diario vivir.  Los enemigos más comunes son, la rutina, falta de comunicación, falta de interés, depresión, falta de amor (como verbo), descuido de la relación sexual, irresponsabilidad, falta de perdón, infidelidad, incompatibilidad, egoísmo, orgullo, intolerancia, esto lo podemos aplicar a todos los matrimonios,  pero para los que estamos en este mundo, pero no somos de este mundo pues pertenecemos a un reino eterno en Cristo, los problemas que pueden llevarnos a acariciar la idea del divorcio o destruir nuestra familia son los siguientes,  Descuido del fundamento divino, Descuido de la oración como esposos, descuido de compartir tiempo juntos, descuido de la comunicación, descuido de invitar a Cristo a ser parte de nuestro matrimonio. 

¿Ya no hay remedio?        

Si usted piensa que ya no hay remedio, es una decisión que usted tomó, no es una realidad, solo una decisión.  Si ambos están vivos y ambos tienen el deseo de seguir viviendo, puede haber todavía un rayito de luz, que puede encender una llama grande de amor y pasión. Juntos pueden unirse en oración y buscar la ayuda de Dios para seguir adelante.

Sin duda hay muchas razones por las cuales ya no se quiere seguir con el matrimonio, pero,,,,  ¿cuantas en realidad y siendo muy sinceros juntos pueden decir que son verdaderamente validas? 

si analizamos detalladamente la familia, el tiempo vivido y la experiencia unidos como matrimonio, encontraremos que hay muchas más razones para seguir adelante, comparándolas con las razones para destruir la familia. 

Analicen juntos y verán que hay muchos más motivos para seguir adelante como matrimonio y los que están apuntando para deshacer el matrimonio son de pronto solo enemigos que Satanás a puesto en la familia para destruirla.  Pues si hay dos instituciones divinas desde la creación que el diablo odia, son, la Santidad de la Familia y el Santo Sabado. 

  • Filipenses 2:4-5 No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús:

Lucha por tu matrimonio, lucha por tu familia, pues después de Dios, tu familia es lo más importante y lo más grande que tienes en tu vida. 

Joel Medina   Capellán y Evangelista

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