Job 18-20
Job, CAPÍTULO 18
1 Y respondió Bildad suhita, y dijo:
2 ¿Cuándo pondréis fin a las palabras? Entended, y después hablemos.
3 ¿Por qué somos tenidos por bestias? ¿En vuestros ojos somos viles?
4 Oh tú, que despedazas tu alma con tu furor, ¿será dejada la tierra por tu causa, y serán traspasadas de su lugar las peñas?
5 Ciertamente la luz de los impíos será apagada, y no resplandecerá la centella de su fuego.
6 La luz se oscurecerá en su tienda, y su candil se apagará sobre él.
7 Los pasos de su potencia serán acortados, y su mismo consejo lo echará a perder.
8 Porque red será echada en sus pies, y sobre red andará.
9 Lazo prenderá su calcañar; esforzará contra él los sedientos.
10 Su cuerda está escondida en la tierra, y su torzuelo sobre la senda.
11 De todas partes lo asombrarán temores, y con sus mismos pies lo ahuyentarán.
12 Su fuerza será hambrienta, y a su costilla estará aparejado quebrantamiento.
13 Comerán los ramos de su cuero, y el primogénito de la muerte tragará sus miembros.
14 Su confianza será arrancada de su tienda, y al rey de los espantos será conducido.
15 En su tienda morará como si no fuese suya; piedra de azufre será esparcida sobre su morada.
16 Abajo se secarán sus raíces, y arriba serán cortadas sus ramas.
17 Su memoria perecerá de la tierra, y no tendrá nombre por las calles.
18 De la luz será lanzado a las tinieblas, y echado fuera del mundo.
19 No tendrá hijo ni nieto en su pueblo, ni quien le suceda en sus moradas.
20 Sobre su día se espantarán los por venir, como ocupó el pavor a los que fueron antes.
21 Ciertamente tales son las moradas del impío, y éste es el lugar del que no conoció a Dios.
Job, CAPÍTULO 19
1 Y respondió Job, y dijo:
2 ¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, y me moleréis con palabras?
3 Ya me habéis vituperado diez veces; ¿no os avergonzáis de descomediros delante de mí?
4 Sea así que realmente haya yo errado, conmigo se quedará mi yerro.
5 Mas si vosotros os engrandeciéreis contra mí, y redarguyeres mi oprobio contra mí,
6 sabed ahora que Dios me ha derribado, y me ha envuelto en su red.
7 He aquí yo clamaré agravio, y no seré oído; daré voces, y no habrá juicio.
8 Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; y sobre mis veredas puso tinieblas.
9 Me quitó mi honra, y quitó la corona de mi cabeza.
10 Me arrancó por todos lados, y me sequé; y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
11 E hizo inflamar contra mí su furor, y me contó para sí entre sus enemigos.
12 Vinieron sus ejércitos a una, y trillaron sobre mí su camino, y asentaron campamento en derredor de mi tienda.
13 Hizo alejar de mí mis hermanos, y ciertamente mis conocidos se extrañaron de mí.
14 Mis parientes se detuvieron, y mis conocidos se olvidaron de mí.
15 Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; forastero fui yo en sus ojos.
16 Llamé a mi siervo, y no respondió; de mi propia boca le suplicaba.
17 Mi espíritu vino a ser extraño a mi mujer, aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
18 Aun los muchachos me menospreciaron; levantándome, hablaban contra mí.
19 Todos mis íntimos amigos me aborrecieron; y los que yo amaba, se tornaron contra mí.
20 Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos; y he escapado con la piel de mis dientes.
21 Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí; porque la mano de Dios me ha tocado.
22 ¿Por qué me perseguís como Dios, y no os saciáis de mis carnes?
23 ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribieran en un libro!
24 ¡Que con cincel de hierro y con plomo fuesen en piedra esculpidas para siempre!
25 Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo;
26 y después desde esta mi piel rota, y desde mi propia carne tengo que ver a Dios.
27 Al cual yo tengo que ver por mí, y mis ojos lo han de ver, y no otro, aunque mis riñones se consuman dentro de mí.
28 Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos? Ya que la raíz del negocio en mí se halla.
29 Temed vosotros delante de la espada; porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias, para que sepáis que hay un juicio.
Job, CAPÍTULO 20
1 Y respondió Zofar naamatita, y dijo:
2 Por cierto mis pensamientos me hacen responder, y por tanto me apresuro.
3 La reprensión de mi censura he oído, y me hace responder el espíritu de mi inteligencia.
4 ¿No sabes esto que fue siempre, desde el tiempo que fue puesto el hombre sobre la tierra,
5 que la alegría de los impíos es breve, y el gozo del hipócrita por un momento?
6 Si subiere su altura hasta el cielo, y su cabeza tocare en las nubes,
7 con su mismo estiércol perecerá para siempre; los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él?
8 Como sueño volará, y no será hallado; y se disipará como visión nocturna.
9 El ojo que le habrá visto, nunca más le vera; ni su lugar le echará más de ver.
10 Sus hijos pobres andarán rogando; y sus manos devolverán lo que él robó.
11 Sus huesos están llenos de los pecados de su juventud, y con él serán sepultados en el polvo.
12 Si el mal se endulzó en su boca, si lo ocultaba debajo de su lengua;
13 si le parecía bien, y no lo dejaba, sino que lo detenía entre su paladar;
14 su comida se mudará en sus entrañas, hiel de áspides será dentro de él.
15 Comió haciendas, mas las vomitará; de su vientre las sacará Dios.
16 Veneno de áspides chupará; lo matará lengua de víbora.
17 No verá los arroyos, las riberas de los ríos de miel y de manteca.
18 Restituirá el trabajo ajeno conforme a la hacienda que tomó; y no tragará, ni gozará.
19 Por cuanto quebrantó y desamparó a los pobres, robó casas, y no las edificó;
20 por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre, ni escapará con su codicia.
21 No quedó nada que no comiese; por tanto su bien no será durable.
22 Cuando fuere lleno su bastimento, tendrá angustia; las manos todas de los malvados vendrán sobre él.
23 Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el furor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida.
24 Huirá de las armas de hierro, y el arco de acero le atravesará.
25 Desenvainará y sacará saeta de su aljaba, y relumbrante pasará por su hiel; sobre él vendrán terrores.
26 Todas tinieblas están guardadas para sus secretos; fuego no soplado lo devorará; su sucesor será quebrantado en su tienda.
27 Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él.
28 Los renuevos de su casa serán trasportados; serán derramados en el día de su furor.
29 Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío, y la heredad que Dios le señala por su palabra.
Comments are closed